La enseñanza trinitaria de San Juan se encuentra principalmente en su obra “Exposición exacta de la fe ortodoxa”, que constituye la tercera parte de La Fuente del Conocimiento. En los libros I a III, trata específicamente sobre la naturaleza divina y la Trinidad.
San Juan Damasceno articula la comprensión trinitaria usando los conceptos griegos clásicos:
- Οὐσία (ousía) – esencia o naturaleza
- Ὑπόστασις (hypóstasis) – hipóstasis o persona
- Πρόσωπον (prósōpon) – persona, aunque este término se evita en exceso por su uso teatral, que fue ambiguo en la teología trinitaria temprana.
La unidad de esencia y la distinción de hipóstasis.
Creemos, pues, en un solo Dios, principio sin principio, sin causa, eterno, incorpóreo, inmortal, impasible, infinito, infinito en poder, simple, incomponible, inmutable, invisible, fuente de bondad y de justicia, luz inteligible, inaccesible, que es todo poder, todo mirada, todo espíritu, todo luz.
Exposición de la Fe Ortodoxa, I.4
San Juan sostiene que Dios es uno en esencia pero tres en hipóstasis: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Esta distinción no implica división o separación, sino una manera de existir dentro de la comunión de la única esencia divina.
Cada hipóstasis tiene propiedades personales (idiomata personales):
Persona | Propiedad personal |
Padre | Ingenerado (ἀγέννητος) |
Hijo | Engendrado (γεννητός) |
Espíritu | Procedente (ἐκπορευόμενος) |
Estas propiedades no afectan la esencia común. Es decir, el Hijo y el Espíritu comparten plenamente la esencia divina del Padre, sin ser causantes o fuentes por sí mismos.
El Monarquismo del Padre
Un aspecto central de la teología ortodoxa es la monarquía del Padre, algo que Juan Damasceno enfatiza con fuerza:
El Padre es la fuente de la divinidad, el único que no tiene causa, el único principio de la divinidad.
Exposición, I.8
El Padre es la fuente (πηγή) tanto del Hijo (por generación) como del Espíritu (por procesión). Esto establece una jerarquía de origen, no de dignidad ni de poder.
Relación entre las Personas
Perichoresis (περιχώρησις) – “Interpenetración” o “coinherencia”. Juan Damasceno adopta este concepto para explicar cómo las tres hipóstasis divinas habitan unas en otras sin confusión ni separación. No hay mezcla de personas, pero sí una mutua inmanencia perfecta:
“Las tres hipóstasis están unas en otras sin confusión, ni división, ni separación.”
Esto asegura que aunque hay distinción real de personas, no hay división en la esencia ni en la voluntad divina.
El lenguaje trinitario
Juan Damasceno es extremadamente cuidadoso con el lenguaje, afirmando que Dios es más allá del ser (ὑπερούσιος) y que todo lo que decimos de Él es analógico y limitado.
“Dios no es uno de los entes. Más bien, Él es más allá de todo ente, incluso más allá del ser mismo.”
Exposición de la Fe Ortodoxa, I.4
“Toda afirmación sobre Dios proviene de las cosas creadas… Por eso, toda nuestra teología es analógica y simbólica.”
Exposición, I.2
Apofatismo
Aunque habla de Dios, reconoce que la esencia divina es incognoscible e inaccesible. Toda afirmación positiva debe estar acompañada de un sentido de misterio:
“Es imposible conocer a Dios en su esencia. Solo lo conocemos por sus energías.”
(Esto se conecta con la posterior teología palamita del siglo XIV, que distingue entre esencia divina y energías divinas no creadas).
Trino, no triple
Juan Damasceno es enfático: no hay tres dioses, sino un solo Dios en tres hipóstasis. El monoteísmo se preserva porque la esencia es una, y la voluntad, energía y operación de las tres hipóstasis es una sola.
“No son tres dioses, sino uno solo, porque tienen una sola esencia, una sola voluntad, una sola operación.”
Conclusión
San Juan Damasceno ofrece una formulación madura, equilibrada y ortodoxa del misterio trinitario, integrando la herencia de los Cápadocios, Atanasio, y Máximo el Confesor, y convirtiéndose en síntesis patrística.
Su teología trinitaria es fundamental para la doctrina ortodoxa porque:
- Asegura la unidad de Dios sin comprometer la distinción de Personas.
- Rechaza el Filioque y defiende la monarquía del Padre.
- Preserva el misterio mediante un uso riguroso del lenguaje y la analogía.
- Sirve como base para la veneración, la liturgia y la experiencia mística del Dios trino.
Un pensamiento en “Comprensión de la Trinidad en la obra de San Juan Damasceno”